"Los animales son mis amigos: Yo no me como a mis amigos."
"El Veganismo es una Revolución Interior que provocará la transformación social más importante de todos los tiempos"
martes, 30 de noviembre de 2010
La Operación Bite Back
La OPERACIÓN BITE BACK (mordisco de vuelta) la llevó a cabo una célula del ALF de Norte América
activa durante la década de los 90 y formada por indios americanos.
Entre sus acciones destacan las enmarcadas dentro de la Operación Bite Back que constaba de
una ofensiva contra la industria peletera a través de la acción directa.
Incendiaron laboratorios de investigación peletera, se hicieron liberaciones de visones, zorros, coyotes, etc.
Os traigo un fragmento del libro "ENCENDIENDO LA LLAMA DLE ECOLOGISMO REVOLUCIONARIO" donde se
detalla al milímetra parte de lo que fué y significó esta noble y bella acción.
" En la oscura Luna Nueva de 1991, nos encontrábamos sobre el tejado de la
Experimental Fur Animal Research Station de la Universidad del Estado de Oregón
(OSU). Los faros de los coches que pasaban reflejaban a lo largo de las cinco largas
naves, que albergaban a 1.100 visones. El sonido de sus arañazos y el olor inolvidable
de sus cuerpos flotaban por el aire de la noche. Abajo podíamos distinguir la figura de
una mujer con vestimentas negras y con una larga melena que le tapaba la cara. Llevaba
una antena de radio en la mano. Una vez recibido el "todo preparado", un guerrero
descendió hacia la granja de visones y dio una vuelta alrededor de las naves de jaulas.
Esta era una de las muchas misiones de reconocimiento cuyo único propósito era
familiarizarnos con la distribución y con la actividad nocturna de la estación de
investigación.
Los edificios objeto habían sido localizados, y lo único que no teníamos era un punto de
entrada. Queríamos evitar todas las puertas, ya que, obviamente, son el sitio más común
para colocar alarmas. Andando un poco a lo largo de la granja, no muy lejos,
descubrimos que unos cuantos visones se encontraban fuera de sus jaulas, aunque aun
así privados de su libertad por una valla de alambre eléctrico de unos cinco pies de
altura. Cuando un visón se acercó, el guerrero se levantó al notar su olor, y continuó
buscando algún riachuelo cercano que discurriese cerca de la estación. Ya cerca de la
valla que daba a un patio, después de haber comprobado las alarmas, el guerrero abrió la
puerta y se paró un momento. El visón solitario se aproximó lentamente y cruzó el
umbral de la libertad, se fue corriendo rápidamente hacia el río cercano y desapareció.
Después de cerrar la valla, el guerrero echó un vistazo a una pequeña ventana y lo
comprobó, descubrió que no estaba cerrada.
A través de la ventana se hizo muy obvio que este edificio era el que albergaba los
archivos y los videos de investigación sobre granjas de pieles desde los años 70. Las
oficinas de Ron Scott, la cabeza investigadora, también estaban adjuntas al laboratorio.
Este sería uno de los dos objetivos de la Western Wildlife Unit del ALF en su primer
ataque a esta estación. El otro era la granja donde se encontraban todos los equipos de
mezclas y de experimentación alimentaria, situada a una distancia segura del lugar
donde estaban las jaulas de los animales.
Las investigaciones preliminares ya habían probado que la experimentación alimentaria
era el punto fuerte de todas las investigaciones actuales en proceso, según las cuales
esas dietas asegurarían una cualidad óptima de la piel del visón, y además haría de ella
una piel económicamente viable. También sabíamos que la Northwest Fur Breeders
Cooperative cubría los altos costes de esta alimentación, y sin sus donaciones la
estación de investigación tendría que acceder a su propia cartera para proveer con
alimentación a estas investigaciones animales. Aquella noche, a la vuelta de la estación,
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nos sentíamos eufóricos, no tristes, y sabíamos que la siguiente visita sería la última y
que los investigadores jamás la olvidarían.
Los días posteriores los dedicamos a elegir la noche del ataque, una noche que ofreciese
la oscuridad adecuada y la mínima actividad en los establecimientos, en las casas y en
los vecindarios del campus. A finales de mayo recibimos la noticia de que el estado
había decidido presentar cargos contra tres activistas del ALF, acusados del ataque a los
laboratorios de la Universidad de Oregón en 1986. Pensamos que el mejor modo de
celebrarlo era con otro ataque del ALF en Oregón.
Cuando el sol se puso, el 10 de junio de 1991, seis guerreros del ALF se reunieron
alrededor del fuego en un bosque cercano para comprobar las baterías de las radios,
comprobar los mapas del lugar y su topografía, y vestirse con atuendos universitarios
para esconder la ropa oscura que llevaban debajo. Nos preparábamos para una noche
que traería una larga y esperada justicia al centro de investigación sobre las granjas de
pieles más grande de la nación. En el aire se respiraba una alegría que rara vez habita
nuestras filas. Se organizaron los paquetes con los instrumentos necesarios para cada
individuo, y también se distribuyó algo de dinero para cada guerrero en caso de
separación, así como mapas con rutas predeterminadas fuera del área. Se revisaron los
refugios fáciles, se repartieron los papeles de cada uno y todos los guerreros repitieron
sus responsabilidades para comprobar que conocían todos y cada unos de los pasos en
los que consistía el ataque.
Con la oscuridad entre nosotros como uno de nuestros mejores amigos, nos reunimos
para hablar por última vez y expresar los motivos por los que estábamos ahí esa noche,
y decir lo que deseábamos conseguir para nuestros hermanos los visones. Nunca había
visto un grupo de guerreros tan buenos, y conforme nos separábamos en nuestros
coches era difícil esconder mi orgullo por aquel puñado de gente, aquella gente que
estaba dispuesta a arriesgarlo todo por nuestra Madre Tierra.
En una hora los activistas encargados de vigilar estaban en sus puestos, y cuatro
guerreros bajaron en bicicleta por los riachuelos cercanos que conducían a la estación.
Sin decir una palabra, sólo a través de señales con las manos, nos colocamos en las
diferentes posiciones sin escuchar ninguna señal de radio, el silencio significaba que
todo estaba bien. Comenzó el trabajo nocturno.
Mientras un guerrero se ocupaba de quitar las tarjetas de identificación alimentaria de
las jaulas de los visones (para confundir a los investigadores, ya que era el único modo
de identificar a los animales), otros dos se colaban por la ventana del baño, todavía
cerrada, de uno de los principales edificios de documentación. Metieron las fotos de
investigación, diapositivas, y otros documentos en una mochila, junto con los
directorios de teléfono de los vivisectores, libros de direcciones y otros materiales que
revelarían a los partidarios y financieros del trabajo sucio de la estación. Después de
esto se revolvieron por el suelo todos los papeles, archivos de investigación y
materiales, y todos los líquidos que había disponibles se derramaron sobre ellos y llegó
el agua del baño, que llegaría a inundar la planta por completo.
Los equipos más caros del laboratorio habían sido destrozados y las muestras de los
tubos de ensayo se vertieron al desagüe. Las medicinas veterinarias, que en el futuro
serían útiles, se echaron en bolsas de plástico. Y, para acabar, la pintura roja de los
sprays apareció con la firma de la WWU’s (Western Wildlife Unit)), aconsejando a los
vivisectores dejarlo todo. Todo eso y las siglas del "ALF". Al salir del edificio de
investigación por el mismo camino por el que habíamos entrado, nuestras fuerzas
comenzaron a debilitarse como se debilita un guerrero, y una persona vigilante se quedó
atrás.
Con un dispositivo incendiario programado para una hora más tarde, la "manifestación"
entró en la granja de experimentación alimentaria, después de que se utilizase la clave
oficial del ALF para obtener la entrada. Después de colocar el dispositivo cerca de la
estructura central del edificio, el guerrero apiló materiales de la granja de pieles de
madera alrededor del dispositivo, lo colocó y lo encendió. En pocos minutos todos los
miembros del equipo se reagruparon llevando bolsas de basura en sus mochilas en las
que portaban todas las herramientas y la evidencia de nuestra presencia. Unos minutos
más tarde, cargados con las bicis y con todas las fotos y documentos de investigación
confiscados, nos metimos en el coche y condujimos a velocidad límite por los caminos
del condado hasta el estado más cercano, donde tiramos en diferentes contenedores toda
la ropa que habíamos llevado durante la acción.
También tiramos los zapatos y lasherramientas, aunque las nuevas las depositamos en el río más cercano.
Por aquel momento el fuego entraba en erupción en la granja de experimentación alimentaria y
demolía todos los alimentos y maquinarías, así como toda la granja. Los 1.100 visones
veían como los investigadores llegaban a contemplar los daños. En pocos minutos las
cámaras de televisión estaban en el lugar de los hechos, y las autoridades locales y
federales se abrían camino entre los 70 años de investigación sobre granjas de pieles,
despareciendo por el desagüe.
El estado de ánimo entre los granjeros de pieles del Noroeste estaba por los suelos, ya
que no sólo se enfrentaban al incómodo hecho de que todos los proyectos de
investigación de la Estación de Investigación Animal sobre Pieles de la OSU hubiesen
sido virtualmente destruidos, sino que también todos sus nombres y números estaban
ahora en manos del ALF. También habían perdido los libros de registro genético para la
investigación del visón, junto con archivos de investigación vitales y necesarios para
poder continuar con los estudios.
El golpe resultó demasiado duro como para que el ajustado presupuesto del laboratorio
de investigación pudiese soportarlo. A finales de 1991, cuando los visones de la OSU
fueron asesinados, el Departamento de Investigación Animal de la Universidad decidió
cortar los fondos para las granjas de pieles y en seis meses la Experimental Fur Animal
Research Station de la Universidad de Oregon (OSU) cerró sus puertas para siempre. En
su primer paso, la Operación Bite Back había cerrado el mayor centro de investigación
sobre granjas de pieles " .
Fuente: LIBRO ENCENDIENDO LA LLAMA DEL ECOLOGISMO REVOLUCIONARIO (Tierra Verde Ediciones)
Descarga: http://tierraverdediciones.wordpress.com/2010/02/11/encendiendo-la-llama-del-ecologismo-revolucionario/
Idea: BLOQUE ANTIESPECISTA EXTREMEÑO ( http://antiespecistaextremadura.blogspot.com/ )
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Me ha gustado mucho el relato, y lo mejor es que es verdad :)
ResponderEliminarGracias por compartirlo Pantera ;)
Me ha encantado
De nada Ninjaaaa pa eso adamioooos....
ResponderEliminarEl libro es mu ameno de leer, por lo menos a mí me ha resultado ameno (también te digo que devoro libros) y dice las cosas por su nombre.
Peca de Radical pero es lo que toca en estos tiempos.
El relato es la hostia.